lunes, 15 de septiembre de 2008

Flight of Icarus

Nos centraremos ahora en el tercer corte del album "Piece of Mind", basado en la mitología griega.


Iron Maiden se sirve de la leyenda de Dédalo e Ícaro para contarnos la huída de padre e hijo de la isla de Minos, y la posterior muerte de Ícaro por acercarse demasiado al sol.


Para explicar mejor el mito voy a trasladar aquí el texto de dicho mito, sacado del libro "Mitología griega y romana", de J. Humbert. Si os interesa el tema, os recomiendo las obras de Robert Graves y escuchar canciones de Tierra Santa, grupo riojano con un gran repertorio basado en la mitología.


Minos, rey de Creta y nieto de Minos I, tomó por esposa a Pasifae, hija del Sol. En el primer año de su reinado cometió la imprudencia de negarse a ofrecer a Neptuno un toro que había prometido inmolarle. El dios para castigarle sembró su vida de desgracias. Sus hijas Fedra y Ariadna, perecieron víctimas de su pasión; su mujer Pasifa dio a luz al Minotauro, monstruo medio hombre y medio toro, qe se alimentaba de carne humana; su hijo Androgeo le fue arrancado por una muerte prematura.


Androgeo, que estaba dotado de especial habilidad para los ejercicios del gimnasio, había acudido a Atenas para optar al premio de la lucha, la carrera y el pugilato que se celebraba con motivo de las fiestas de Minerva. Los más famosos atletas del Ática y de Megara habían acudido con el mismo fin. Androgeo fue el único vencedor y obtuvo todos los premios. La gloria y las coronas por él ganadas, excitaron la envidia de sus rivales que le hicieron asesinar cuando iba a embarcarse con rumbo a Creta. Minos, enloqucido de furor, juró vengar a su hijo. Presentose a los príncipes vecinos para solicitar su alianza, armó una flota y se dirigió a sitiar Megara. Escila, hija de Niso, rey de esta ciudad, al divisar desde lo alto de la ciudadela al rey de Creta al frente de sus soldados, sintió por él vivo afecto. Tenía Mino figura apuesta y distinguida. Escila, para agradarle, no tuvo reparo en hacer traición a su padre y a su país. La suerte de la ciudad de Megara dependía de un cabello purpúreo que Niso conservaba en su cabeza con sumo cuidado. Escila se lo cortó mientras estaba durmiendo, y lo ofreció a Minos como prueba inequívoca de su ternura. El mismo día fue tomadala ciudad, pero la perfidia de Escila causó tanto horror a Minos que éste no quiso dirigirle la palabra ni aun verla. La desgraciada, muerta de vergüenza, se precipitó al mar, pero los dioses la sostuvieron un momento en su caída y la convirtieron en alondra; su padre, a su vez, convertido en gavilán, continuó persiguiéndola encarnizadamente.

Temiendo Atenas que no le cupiese la misma suerte que Megara, pidió la paz, que Minos le concedió a trueque de una condición cruel: exigiendo que durante nueve años consecutivos los atenienses le enviasen siete jóvenes y otras tantas doncellas que sirviesen de comida al Minotauro.

Mientras, el artista ateniense Dédalo, que por orden de Minos había construido el laberinto de Creta, moraba en esta ciudad con su hijo Ícaro, y pagaba con ingratitudes la hospitalidad que Minos le otorgaba favoreciendo las andanzas criminales de Pasifae, mujer intrigante y apasionada.

No pudiendo Minos contener más su cólera encerró a Dédalo y a Ícao en el laberinto, quedando así largo tiempo cautivos en la inextricable morada, en la que debían acabar sus días. Dédalo, cuyo genio corria parejo a su audacia, pensó un medio para escapar de su prisión, y bajo pretexto de querer ofrecer un regalo a Mino, pidió a sus carceleros cera y plumas, y con ello se construyó unas alas. Entonces, dirigiéndose a su hijo le dice: "Hijo mío, vuela con prudencia y guarda siempre en los aires una distancia conveniente. Si te elevas demasiado hacia el sol, su calor fundirá la cera de tus alas; si vuelas demasiado bajo, la humedad del mar las hará en extremo pesadas para tus débilas fuerzas. Evita uno y otro extremo y sígueme sin cesar". Diciendo estas palbras, Dédalo ajusta las alas a la espalda de Ícaro, no sin verter lárima de temor.

Ícaro se levanta con vuelo tembloroso hacia una nueva ruta; vacila, se estremece. Poco a poco cobra bríos y a poco ya no teme nada, abandona su guía y se lanza hacia las altas regiones del éter. Entonces las ligaduras que sujetan sus alas se aflojan, el calor del sol derrite la cera, las plumas se desprenden, y en el momento en que lanzando un grito de espanto llamaba a Dédalo en su socorro, cae y encuentra la muerte en el mar que según su nombre fue denominado icario (este mar se extiende entre las islas de Quio, Samos, Patmos, Naxos y Micona).

Y para cerrar esta entrada, el vídeo de la canción:



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